Una de las cosas que no voy a echar de menos de aquellas épocas es el momento mascota. Todas y cada una de las compañías querían tener su Mario o Sonic. Eran el referente y sus juegos aseguraban ventas de cartuchos a chorros. Era normal que muchos se quisieran subir al carro y poner la etiqueta de «mascota de» para subirse al barco.
Sonic y Mario son excelentes. Y algunos juego-mascotas también lo fueron, no tanto como estos últimos, pero digamos que han pasado la nota de corte. Otros…mejor olvidarlos o recordarlos sólo a la hora de hacer algún artículo de «lista de la compra», es decir…los tops.
Afortunadamente tanto Sonic como Mario supieron arrancarse esa etiqueta de «mascotas» por méritos propios y se han convertido en lo que siempre fueron: personajes de videojuegos. Tras décadas de juegos con el erizo y el fontanero, sus juegos, son leyendas.
El protagonista de Blue’s Journey, esa especie de primo lejano de Flip, el saltamontes de la Abeja Maya, nunca lo consideré como «la mascota de Neo Geo» pero algunas publicaciones usaron ese calificativo para el personaje y juego. «La mascota de Neo Geo» incluir esto en su análisis al parecer garantizaba en +10 en ventas. (Esto último es sarcasmo, lo digo por la sensibilidad que está desarrollando ultimamente la sociedad en detrimento de la inteligencia, busquen el equilibrio entre ambas formas, mis queridos ofendiditos). No estuvieron muy convencidos de que este bicho de jardín representara, como mascota, a una máquina como Neo Geo y se organizaron concursos para lograr el
diseño perfecto de dicha mascota…Neo Vatio ganó…pero eso…es otro artículo (en este, más concretamente: >> Mascotas de los 16 bits << )
En cuanto al juego en si, Blue’s Journey era un plataformas resultón rollo flower power en el que saltábamos de plataforma en plataforma matando enemigos con una puta hoja.
Lo que más llamaba la atención era esa explosión de colorido que nos quemaba las corneas cuando mirábamos los pantallazos en las revistas. Nadie de los que conozco tuvo una Neo Geo, pero todos jugamos a ella…en los recreativos, naturalmente.
Cuando echabas una moneda en una máquina de Neo Geo era como comprar acciones en la consola. Sentias más la consola que la recreativa y a Blue’s Journey tuve el honor de poder jugarlo en los recres del bar del pueblo. Las corneas volvían a reventar con esos colorines. Era toda una fiesta, un trámite. Cuando dejabas de babear con los gráficos entonces si, te ponías a jugar. Y lo dicho. Un plataformas muy entretenido, resultón y transmitía no se como decirlo ¿buen rollo?
El fútbol es un deporte que nunca me ha gustado y que últimamente soporto menos. Esto no quiere decir que os deteste, amantes del fútbol. Lo detesto, lo siento, no puedo evitarlo. Millonarios jugando los domingos a la pelota…
Me ha pasado lo mismo con la Fórmula 1, solo que en este caso, si me ha llegado a apasionar en el pasado. Lo mismo. Niñatos millonarios prepotentes y con valores cuestionables jugando con sus cochecitos para ver quien la tiene más grande. Pero en fin…no quiero seguir por ahí. A día de hoy expresar algo sobre tus gustos exclusivamente personales, intrascendentes y sin el más mínimo interés de contagiarlos, sale demasiado caro.
Quería traer el automovilismo y el fútbol por una razón. Sus juegos han dibujado en el tiempo una curiosa función.
A medida que los juegos de fútbol se han ido pareciendo más al fútbol, me han dejado de interesar. Los antiguos juegos de fútbol tenían más que ver, su jugabilidad digo, con el futbolín o con el típico juego de chapas que con la simulación futbolística de ahora. Juegos simples pero muy divertidos. Dos botones, pase y tiro a puerta y al vicio.
Con los juegos de coches ha pasado lo contrario. Cuanto más se ha acercado la jugabilidad a la «simulación» más me han atraído los juegos de coches. Los juegos retroautomovilisticos tienes un pegote para el coche y la pista que se movía. No podías lucirte mucho al volante.
Volviendo a la jugabilidad simple pero potente de los juegos de fútbol de antaño, si encima a eso, le añadimos jugadores potenciados cibernéticamente capaces de hacer que el balón se convierta de una patada en un arma de destrucción masiva, rebotes de locura por las paredes para hacer goles de carambola, futuros distópicos y arcade en estado puro, el resultado es el juego de fútbol perfecto en los 90
Las imágenes que acompañan al artículo han sido tomadas de google imagenes. Los derechos de las imágenes corresponden a sus respectivos autores. El juego ha sido tomado de la página JuegoViejo. Pasaros por su página para descubrir un océano de videojuegos retro.
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Redacción Orgullogamers